jueves, 14 de julio de 2011

Prometí no crecer al monstruo que vive en mi armario. Le dije a la lluvia que no dejaría de bailar con ella pisando los charcos y empapándome de alegría. Pacté con el sol sonreírle cuando le viera y a las nubes visitarlas y quedarme con ellas un rato cada día. Pedí a las estrellas que salieran cada noche, para poder contarlas y jugar con ellas, colgarme de la luna hasta quedarme dormida. Soñé con descubrir de qué están hechos los sueños. Visité mil mundos y los plasmé en dibujos llenos de colores. Observé con detalle todo lo que me rodeaba y pregunté sin miedo. Reí con mi amiga invisible, me escondí con ella debajo de la cama y entre secretos nos prometimos no abandonarnos nunca. Quise aprender a volar, me emocioné aprendiendo cada día algo sorprendente.
He roto cada una de las promesas que hice, he olvidado la ilusión y ahora, la niña que vive en mi, se rebela, dice que quiere volver… y yo, nunca he sabido decir que no a una niña.

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